Cascais y Sintra, una escapada perfecta.

Llevaba tiempo con ganas de ir a estos dos sitios, mucha gente me había hablado muy bien de ellos, así que en cuanto tuve oportunidad reservé en Cascais y nos fuimos para allá a pasar un par de días. Es una escapada con mucho encanto, perfecta para un par de días.

Cascais y Sintra, una escapada perfecta.

Cascais

Cascáis realmente me sorprendió, ya que es una ciudad pequeña pero con sitios muy chulos para visitar.

Después de un paseo callejeando por el casco antiguo nos dirigimos a la playa de la Ribeira. Está en el centro de Cascais, junto a un paseo y hay restaurantes en sus alrededores. Es pequeñita, por lo que hay que ir pronto porque se llena rápido, de aguas tranquilas y el agua está más bien fría.

Después nos dirigimos a Boca do Inferno, es un acantilado que hay en las afueras de Cascais, su nombre se debe al sonido tan infernal q producen las olas al meterse en las cavidades de este acantilado. Recomiendo ir en coche o también podéis alquilar bicis, incluso hay carriles para circular con ellas.

También merece la pena acercarse a otra de las playas más conocidas de la zona. Se trata de la playa de Guincho, está a 5 kms de Cascais, es enorme, de unos 800 metros, llena de olas gigantes y fuerte viento por lo que no es recomendable para ir a bañarse, sólo para practicar surf o deportes similares .Si vais os recomiendo que salgáis pronto del hotel porque si no os vais a encontrar con bastante caravana de coches.

Además Cascais, como buen sitio portugués tiene muy buena gastronomía: los pescados son una delicia, así como los dulces ( tienen mucha variedad), y como no, el arroz caldoso…¡¡delicioso!!  Suelen echar bastantes especias, sobre todo cilantro, así que si no os gusta mucho decir antes que no os lo pongan.

Cascais y Sintra, una escapada perfecta.

Sintra

El segundo día lo empleamos en ir a Sintra. Conviene madrugar porque va siempre muchísima gente y se forman unas retenciones importantes.

Sintra es muy conocido por los castillos y palacios que tiene, así que en un día es imposible verlos todos. Nosotros elegimos el Palacio da Pena y la Quinta da regaleira, y realmente merece la pena verlo.

El Palacio da Pena fue una de las residencias de la familia real portuguesa del sigo XIX, antes de ser un palacio fue un monasterio. Es de estilo romántico y alrededor del palacio hay unos jardines súper bonitos. ¡Hay incluso una casa hecha en su mayor parte con corcho sacado de los árboles! Y por último está el castillo, impresionante!  Te sientes como si estuvieses dentro de una película de cuento.  La entrada para ver los jardines y el palacio cuesta sobre los 14 €, abren todos los días de 8.30 a 20.00 h. Se puede reservar por internet para evitar colas.

También merece la pena visitar la Quinta da regaleira, un lugar lleno de misterio. A mí lo que más me gustó fue el conjunto que lo rodea: puentes, pozo, laberintos, cascadas…  Abren todos los días de 8.30 a 19.00  La entrada cuesta 8 € para los adultos y 5 para los niños y mayores.